Lions vs. los Pumas, una historia que se remonta 115 años con goleadas británicas y crecimiento argentino
El duelo en Dublín será el octavo de un historial signado por el primer partido de la selección argentina y un empate con la garra albiceleste
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Si hubiera que ponerle una fecha de cumpleaños a la selección argentina de rugby sería el 12 de junio, y el pasado jueves habría cumplido 115 años. Fue aquel día de 1910 cuando un combinado denominado “The River Plate Rugby Football Union”, en nombre del país en este deporte, se enfrentó con el Combinado Británico en Buenos Aires. Este viernes, los dos representados volverán a verse las caras. Bajo otras denominaciones y en una realidad que en todo ese tiempo mutó considerablemente, incluidas las reglas de este deporte, los Pumas y British & Irish Lions protagonizarán un nuevo capítulo, el octavo de una trama que los aúna en sus orígenes y tiene un dominador absoluto.
Los Pumas recibieron su apodo en 1965 en una gira por Sudáfrica, y así como ese país fue un gran aliado en el desarrollo del rugby argentino, en los inicios quienes impulsaron su difusión fueron los ingleses, que en definitiva lo habían traído a esta nación a fines del siglo XIX. Así, entre 1910 y 1936 el conjunto británico, cuyo origen se remonta a 1888, pero que comenzó a llamarse “Lions” en 1924 (aunque oficialmente recién en 1950), visitó la Argentina en tres ocasiones, en las que sostuvo seis test matches y otros 19 partidos con distintos clubes y combinados. Luego los viajes se confinaron a Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia y hubo que esperar hasta 2005 para que unos y otros volvieran a encontrarse, en un histórico empate en Cardiff, Gales.

Veinte años más tarde, los argentinos volvieron a ser invitados como teloneros de su tradicional gira, en este caso por la tierra de los Wallabies, para un test match de preparación en Dublín, Irlanda, donde los Lions se presentarán por primera vez en su historia.
El nacimiento de los Pumas
Aunque habría que esperar 31 años para que luciera el yaguareté en el pecho y 24 más para que recibiera el apelativo de “los Pumas”, el nacimiento de la selección argentina de rugby puede situarse en aquel 12 de junio de 1910. Con motivo del centenario de la Revolución de Mayo, la River Plate Rugby Union (predecesora de la Unión Argentina de Rugby) invitó a un representativo de la Rugby Football Union (RFU, la unión inglesa) a jugar una serie de partidos que la Comisión Argentina de Festejos para la Celebración del Centenario financió, aportando 25.000 pesos. La RFU no envió a su seleccionado sino a un combinado británico que incluía 17 jugadores ingleses y tres escoceses.
El historiador David Walmsley, en su libro The complete history - THE LIONS of the British and Irish Rugby Union Team, recuperado por el periodista argentino especializado Eduardo Nicheto García Sáenz, refiere que la delegación partió de Southampton el 29 de abril a bordo del RMSP Avon. El plantel incluía a cuatro jugadores que tenían experiencia en el seleccionado inglés, entre ellos, el capitán, John Edward Raphael, “uno de los gigantes del deporte inglés de la preguerra, fullback de Oxford University, Old Merchant Taylors y Surrey que también fue capitán de cricket para su condado y se destacó en natación, esgrima, waterpolo y golf”.
Raphael admitió que no tenían la mínima idea del país al que visitaban y se preparaban para lo desconocido, entrenándose diariamente en el barco y armando rodilleras elásticas para hacer frente a los duros terrenos de juego que preveían.
El primer partido de la gira se desarrolló el 26 de mayo y Combined British se enfrentó con Olímpicos A, conformado por jugadores de diversos clubes. De éstos se repetirían 10 en el duelo del 12 de junio, por lo que para algunos aquél es considerado el primer partido en la historia de la selección argentina. Sin embargo, en primer lugar, no revistió carácter de test match; además, los locales utilizaron una camiseta azul con medias rojas. Luego los isleños se enfrentaron con Belgrano Athletic, Olímpicos B, Buenos Aires FC y Argentinos Nativos. En total, consiguieron seis victorias en seis partidos, con 211 puntos en favor y 31 en contra.

La selección argentina estaba conformada por una mayoría de inmigrantes ingleses y algunos nativos hijos de inmigrantes. El equipo formó con J. E. Saffery; Cornelius MacCarthy, Oswald Saint John Gebbie, Frank Heriot y Henry Talbot; Carlos Mold y Arnaldo Watson-Hutton; L. H. Gribbell, Barry ‘Fairy’ Heatlie (capitán) y W. H. Hayman; Frederick Sawyer y F. Henrys; A. Bover, A. Donelly y Alvan Reid.
De ellos se destacan Gebbie, argentino hijo de un pastor de la iglesia escocesa, y Fairy Heatlie, el capitán, un sudafricano que había sobresalido en los Springboks y a quien se adjudica haber elegido el verde para la camiseta de su país. Acumuló siete caps en su carrera, seis por Sudáfrica y uno por la Argentina, todos, ante los Lions. En 2009 fue introducido al Salón de la Fama de World Rugby, por lo que merece ser reconocido como el Puma más antiguo, en una honorable nómina que incluye a Hugo Porta, Agustín Pichot, Felipe Contepomi y Juan Martín Hernández.

El partido finalizó con una victoria por 28-3 de los turistas luego de un exigente primer tiempo que terminó apenas 5-3, gracias al “estilo neozelandés” que practicaban los argentinos. ¿Quién entró a la historia como el primer jugador de la selección argentina en conseguir un try, anotación que por entonces valía tres puntos? Algunas crónicas lo adjudican a MacCarthy, wing de Lomas Athletic; otras, a Frank Heriot, centro de Buenos Aires FC. También hay disidencias respecto a la sede del partido. Según algunos se jugó en el predio de la Sociedad Sportiva Argentina, terreno que hoy ocupa el Campo Argentino de Polo. Según otros fue en la cancha de Flores AC, uno de los clubes fundadores de la UAR. La página oficial de los Lions indica que fue en Belgrano Athletic.
“Bennetts [una de las figuras británicas] estimó que los contrarios argentinos mejoraron su juego un 25% durante el tour”, escribió Walmsley. “Resaltó la rapidez en la defensa, aunque le pareció también que algunos no conocían mucho las reglas de juego. Como corolario, las visitas vieron que la piedra fundamental del rugby argentino ya estaba colocada, y cerró diciendo que en los scrums empujaban con mucha fuerza”.
De celeste y blanco
La gira de 1927 se destaca porque en esa serie de partidos la Argentina vistió por primera vez la camiseta celeste y blanca a franjas horizontales, ideada por Abelardo Gutiérrez, del club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA); hasta entonces se alternaban camisetas azules o blancas. El estreno fue el 31 de julio en el primero de los cuatro tests, desarrollado en el estadio de GEBA.
La visita de los británicos se materializó merced a una colecta que organizó la River Plate Rugby Union, publicitada en el diario deportivo The Standard. Gracias a aportes de los clubes locales, el ferrocarril y empresas privadas, como Gath & Chaves, fueron recaudados 30.322 pesos, 5000 más que lo estipulado, según refiere Hugo Mackern (alias “Free-Lance”) en su libro Historia del rugby argentino 1917-1930. La invitación a la RFU solicitaba que se incluyera un equipo poderoso, conformado por jugadores internacionales. La unión inglesa respondió a las expectativas enviando un combinado de 23 ingleses, escoceses e irlandeses, que incluía a siete internacionales. Capitaneados por el doctor David MacMyn, escocés, el 28 de junio se embarcaron a bordo del vapor Almanzora.

La gira comprendió nueve encuentros, en los que los británicos anotaron 298 tantos y recibieron 9. Además de los cuatro test matches con la Argentina, que tenía por capitán a Arturo Rodríguez Jurado (padre), los británicos sostuvieron enfrentamientos con un combinado Anglo-Argentino, CASI, un combinado de GEBA y CUBA, uno de Belgrano y Buenos Aires FC y otro conformado por una mayoría de los jugadores que integraban la selección pero que no habían tenido participación en los tests. Los argentinos no anotaron ningún try y sumaron puntos solamente con el pie.
La venida de los europeos despertó una gran atención en los aficionados, como lo refleja la UAR en sus Memorias de ese año: “La cantidad insospechada de público que concurrió a presenciar los partidos, aún aquellos que se jugaran en días de labor, ha demostrado el gran interés que existe por el juego de Rugby, [...] cumpliéndose así los principales objetos de la visita del team británico, que no fueron otros que la mayor difusión del juego de Rugby y el perfeccionamiento de su técnica”.
Una visita “real” y rusa
Para 1936, el seleccionado británico ya era conocido popularmente como “Lions”, aunque no había adoptado el nombre oficialmente. Fue la última vez que actuó en la Argentina, en el marco de una gira que incluyó 10 partidos, uno de ellos, contra la selección nacional.
A las visitas de los británicos para entonces ya se había sumado también una de los Junior Springboks en 1932, lo que evidencia el crecimiento del rugby en el país. No obstante, la superioridad de las Home Nations seguía siendo abismal. Los Lions ganaron sus 10 compromisos por un resultado acumulado de 399 a 12. El único test match frente a la Argentina terminó 23-0 y tuvo lugar en la sede Jorge Newbery de GEBA, que estrenaba una tribuna de cemento para 5000 espectadores.
Lo llamativo de esa gira fue la presencia entre los turistas de Alexander Obolensky, un excéntrico wing nacido en San Petersburgo, perteneciente a una familia aristocrática rusa y exiliado de chico a Inglaterra luego de la Revolución Bolchevique. Relatan las crónicas que poseía habilidades asombrosas y que en su debut internacional, unos meses antes, había marcado dos tries en el primer triunfo en la historia de Inglaterra sobre Nueva Zelanda. Lo llamaban “The Flying Prince” (“El Príncipe Volador”). Según Walmsley, el ruso pateó por la borda todas las pelotas que traía el conjunto británico durante el viaje en barco, por lo que los visitantes debieron esperar un nuevo envío desde Inglaterra.

“Varios de los partidos fueron bastante intensos, aunque los Lions rara vez necesitaron mostrar sus garras”, continúa el historiador. “Un espectador escribió a Buenos Aires Herald después del único test de la gira para informar: «En un scrum desordenado vi claramente a [Gilbert] Logan, de los argentinos, golpear a [George] Beamish, de los británicos, de lleno en la cara con el puño. La impertinencia del acto es lo más destacado»”.
En 1939, Obolensky se unió a la Fuerza Aérea Real (británica) y al año siguiente falleció en un accidente durante un vuelo de entrenamiento.
La garra Puma, marca registrada
Tuvieron que pasar 69 años para que un seleccionado argentino volviera a enfrentarse con uno británico. En 2005, British & Irish Lions y los Pumas se vieron las caras en el estadio Millennium, de Cardiff, en circunstancias similares a las de este viernes, a tal punto que se jugó un lunes. Un partido fuera del calendario internacional que le quitó a la Argentina la posibilidad de contar con todas sus figuras.
El entrenador Marcelo Loffreda y su asistente Daniel Baetti nombraron a Felipe Contepomi como capitán ante la ausencia de Agustín Pichot, tres años antes de que el mellizo se convirtiera en el capitán permanente. Hubo que recurrir a tres jugadores que se habían retirado del seleccionado, Federico Méndez (jugando en un puesto no habitual para él, el de pilar izquierdo), Mauricio Reggiardo y Lisandro Arbizu, y a 18 amateurs del medio local, entre ellos, un joven Juan Manuel Leguizamón, Francisco Bosch, Manuel Carizza, Pablo Bouza, Federico Genoud, Eusebio Guiñazú, Leopoldo de Chazal, Santiago Sanz y Francisco Leonelli.

Contra todos los pronósticos, ante más de 60.000 espectadores presenciales y frente a Jonny Wilkinson, Shane Williams, Lawrence Dallaglio, Ronan O’Gara, Lewis Moody y Graham Rowentree, los Pumas lograron un épico empate. El apertura Federico Todeschini se lució con 20 puntos con el pie y el wing tucumano José María Núñez Piossek conquistó el único try, el segundo en la historia de los Pumas ante los Lions.
Una igualdad conseguida enteramente con la marca registrada de la garra Puma. Habría sido victoria de no ser por el excesivo tiempo adicional que otorgó el árbitro australiano Stuart Dickinson (por entonces no había reloj oficial). Los argentinos ganaban por tres tantos y se defendían con uñas y dientes, hasta que a los 48 minutos concedieron un penal que la zurda de Wilkinson transformó en el definitivo 25-25. Los jugadores, merecidamente, festejaron como si hubieran ganado.
Veinte años más tarde, Contepomi vuelve a liderar el equipo, esta vez como entrenador. En Dublín, los senderos de Pumas y Lions vuelven a encontrarse. Los respalda una historia que forjó los comienzos del rugby argentino y que vuelve a encenderse.
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